LAS FILIGRANAS DE PERDER

agosto 09, 2010

Cosas Perdidas


COSAS PERDIDAS

Bethy Magyory Forero Barrera

Concurso Mundial de Cuento y Poesía Pacifista.
Finalista - Cuento - Español



Para Beto con amor, por enseñarme el valor de hacer lo correcto


Cerré los ojos y por primera vez, pude ver mi vida al estilo Hollywood; cada escena que pasaba era más real que la anterior; a pesar de la alta calidad fotográfica, era evidente el escaso presupuesto, no habían efectos especiales, ni robots, ni autos lujosos, ni mansiones con piscinas de 10 metros, no habían persecuciones con helicópteros, ni invasiones extraterrestres y aunque tampoco habían maquinas para viajar en el tiempo; de alguna forma o de otra  sentí como sí  volviera  al origen, al punto que me llevó a estar aquí.

La ultima persona a la que ví fue a un medico, la ultima voz que escuche fue la de mi madre y el ultimo lugar dónde estuve antes de llegar  aquí,  fue en la casa de Andrea; lo último que comí fue un enorme trozo de pan con un pedazo de queso y unos sorbos de agua de panela  y aunque doble mi ración, gracias a los mimos de doña Anita, algo dentro de mí estaba vacío.

Hay vacíos de vacíos, y aunque el todo y .la nada a veces son la misma cosa, este vacío era diferente; lo mío no era hambre y menos un indicio de enfermedad, no tenía vértigo, mareo, ni fiebre, ni siquiera tenia un resfriado.  No me dolía nada  pero sentía algo extraño en el pecho, hacia al lado del corazón, deslizándose hasta el plexo solar; frío, caliente, como una cosquilla que no te causa risa o un espasmo que no duele; el extraño síndrome apareció justo al salir de mi casa.

Salí corriendo cómo siempre, ¡Otra vez se me hizo tarde!  ¡Ahhhhhhhhhh! , me tome el desayuno en 90 segundos, ayer me había demorado 100.  Un trozo de pan en  una  mano, las llaves en la otra y  las preguntas de mi madre: llevaste todo?  ¿las llaves,?  ¿El celular? la maleta? ¿La plata? ¿Sí?  - ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! 10 metros después descubro que algo me falta, pero que probablemente esta en el fondo de la maleta o en el fondo de alguno de mis bolsillos.

Mi bolsillo izquierdo estaba roto, sé que perdí algo importante, lo sé; si lo hubiese tenido a la mano tal vez no estaría aquí, tal vez me habría podido defender de aquel ladrón que  robo a esa señora, cuando ella venía con sus hijos de la escuela.  ¿Por qué lo seguí? ¿Por qué le grité?  ¿Por qué cuando todo el mundo pide ayuda, la gente se queda mirando detrás de sus ventanas?

Andrea llamó a la policía, luego a una ambulancia, el vació del pecho se llenó con una bala y entonces, recordé que había olvidado…la indiferencia.

Mi película se esta acabando, una luz brillante llenará todo de pronto  y yo…yo seguiré siendo recordado por algunos.  Los que fueron parte de la misma,  algunos  de ellos me recordaran por años, otros por días.  Mañana mi película saldrá en algún periódico de mala muerte y aunque nadie pueda asistir a la función, unos cuantos  hablaran de mí algunos minutos. Otros recibirán las escenas más dramáticas en formatos de documentos, y  los archivaran junto a otros reportes de personas con historias similares o totalmente opuestas.

Para la mayoría de la población, mi película pasará desapercibida,  porque es un film de bajo presupuesto, sin el apoyo de los medios, ni de la casa de cultura y a pesar de que hay miles de historias similares, no tenemos comisiones humanitarias, ni a ningún grupo que hable con el gobierno, para negociar y  que muchas producciones que aún no han sido terminadas, tengan un final diferente.

Pero sí hay algo que nunca he perdido, es la esperanza; aún creo que  podemos desparecer, perder y olvidar todo lo que nos ha robado el sentido de asombro, de pertenencia,  de solidaridad y el poder de cambiar nuestro destino.

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